El estudio es un espacio de intimidad que muestra una manera de ver el mundo experimentando a través del arte.
Una visión que refleja una experiencia humana como tantas. Una más con sus matices y resonancias en relación a cualquier otra.
Este espacio es expresión del movimiento de la vida fluyendo a través de mí.
Un juego a disfrutar.
Exploro y observo en este laboratorio como germina la vida. Vida, en movimiento y quietud. Expresión gestándose. Y “yo” presenciando la danza.
La condición humana mostrándose en un aparente fragmento: un cuadro, un escrito, un estado contemplativo, un día compartido con amigos…
Lo que es creado lo contiene todo. Entre “tu y yo” no hay tiempo ni espacio que nos diferencie ni nos separe. La creación y el creador se despliegan al unísono.
¿Qué veo “ahí fuera”? ¿Qué percibo en “los otros”? ¿Qué proyecto en mi mente? ¿Qué creo?
Y respondo silenciosamente: estoy con lo que hay, con todas sus versiones variando momento a momento, con lo que es. Sin más. Presencia viva.
Éste es un aprendizaje de vida precioso. La gran enseñanza es la acceptación total a lo que hay, a lo que somos.
Sea lo que sea que hagamos en esta vida cada uno de nostr@s , nuestra experiencia es una obra de arte sublime.